Elevación de seno maxilar e implantes dentales, dos tratamientos que van de la mano
El seno maxilar es una de las cavidades que conforman los senos paranasales de nuestro rostro. Se encuentra en la parte posterior del maxilar superior, por lo que tenemos uno a cada lado de la cara. En concreto, a ambos lados de nuestras fosas nasales y bajo las órbitas oculares. A veces, para insertar un implante dental en la parte posterior de la dentadura, es necesario realizar la elevación de seno maxilar.
Los senos maxilares tienen varias funciones importantes en el funcionamiento de nuestro cuerpo. Sirven para humedecer y calentar el aire que respiramos, son la ‘caja de resonancia’ de nuestra voz y además ayudan a disminuir el peso de la cabeza. También funcionan como protección y aislamiento del cerebro y las órbitas y participan en la formación de nuestro cráneo.
Qué es la elevación de seno maxilar y para qué sirve
La elevación de seno maxilar es un tipo de cirugía oral que se realiza cuando un paciente que necesita colocarse un implante dental tiene poco hueso en la mandíbula. En concreto, en la zona posterior del maxilar superior.
Esta intervención se realiza bajo anestesia local. Durante el procedimiento, añadimos hueso sintético mezclado con hueso autólogo en la zona posterior del maxilar superior, a la altura de las muelas. La técnica consiste en mover la membrana de los senos hacia arriba para dejar espacio para el hueso que se va a regenerar. Esta nueva estructura ósea, firme y fuerte, nos permitirá fijar los implantes dentales en tu dentadura de forma segura y duradera.
Esta operación nos permite aumentar la cantidad de hueso disponible en zonas en las que el paciente ha experimentado una pérdida ósea. Esto puede haber sucedido por varios motivos; Un fuerte golpe, una gingivitis, las caries ,una periodontitis o el desgaste producido por una mordida incorrecta o bruxismo son las causas más comunes. Si se tardan en tratar estos problemas, pueden suponer la caída de un diente y la pérdida del hueso maxilar.
Por eso, y como medida preventiva, en nuestra clínica siempre recomendamos estar muy atentos ante el menor signo de inflamación o infección de nuestras encías o dientes. Si después de unos días sigues sintiendo molestias o dolor en tu boca, acude al dentista. De este modo, podremos evitar que un pequeño problema se convierta en un mal mayor.
Ventajas de someterse a una elevación de seno maxilar
Hace algunos años, era impensable que una persona con poco hueso en el seno maxilar pudiera realizarse implantes dentales en determinadas zonas. Por eso, esta cirugía oral es sin duda uno de los mayores avances de la odontología moderna.
Una de las ventajas de esta intervención es que refuerza la efectividad de los tratamientos con implantes en el área posterior del maxilar superior. Hay que subrayar que esta zona es la más complicada para insertar implantes dentales, ya que suele padecer con mayor frecuencia periodontitis o la pérdida prematura de dientes. Por eso, el injerto de hueso ha ayudado a que resulte mucho más sencillo y seguro colocar los implantes en esta parte de la dentadura.
Otro valor a destacar es que, en algunas ocasiones, se pueden colocar los implantes dentales justo después de realizar el injerto óseo. Así, el paciente tan sólo deberá pasar por el quirófano una vez. Hay que tener en cuenta que, en otros casos, será necesario esperar seis meses. Todo dependerá de la cantidad de hueso a injertar y de la salud bucal del paciente, entre otras causas.
Así se realiza la elevación de seno maxilar; Una técnica segura y efectiva
Sabemos que someterse a cualquier tipo de intervención puede causar miedo e incertidumbre. Pero no te preocupes, en nuestra clínica somos expertos en implantología. Cabe destacar que la elevación de seno maxilar es una operación sencilla, con pocas complicaciones y con una tasa muy alta de éxito. El postoperatorio dura menos de dos semanas, en las que el paciente experimentará un hinchazón en la zona que alcanzará su pico a las 48 horas, y que después irá reduciendose poco a poco a lo largo de los días.
El primer paso antes de realizar la elevación de seno maxilar es valorar el historial clínico del paciente. Después, llevaremos a cabo una exploración intraoral y tomaremos una radiografía de la boca.
Una vez el equipo confirma que se debe llevar a cabo el tratamiento, es el momento de preparar la intervención. Ésta consistirá en realizar un injerto de hueso en la zona posterior del maxilar superior, es decir, a la altura de los molares y premolares. Normalmente se ejecuta la técnica Cadwell-Luc, que fue creada para limpiar el seno maxilar cuando el paciente padecía sinusitis. Con el paso de los años, este método se ha implantado en el campo de la implantología dental.
Primero se inyecta la anestesia local. De este modo evitaremos al paciente cualquier tipo de molestia. Una vez ha hecho efecto la anestesia, realizamos una incisión en la encía para acceder al seno maxilar. Entonces procedemos a elevar la membrana del seno, para después rellenar la cavidad con un injerto de hueso. Por último, volvemos a cerrar la encía.
Postoperatorio y recuperación tras la intervención
Ya tienes tu injerto de hueso. Ahora, toca cuidarse para evitar complicaciones tras la operación. Para ello, es necesario que sigas todos los cuidados postoperatorios que te indiquen nuestros especialistas. Las pautas generales incluyen no enjuagarse ni cepillarse los dientes hasta 24 horas después de la cirugía oral. Tampoco debes comer o beber en las dos horas siguientes a la intervención, así como seguir una dieta blanda y fría el resto del día. Y por supuesto, hay que evitar el consumo de alcohol y tabaco. Un truco para reducir la hinchazón es aplicar hielo en la zona durante dos horas después del injerto.
La operación de injerto de hueso no requiere de ingreso hospitalario, por lo que el paciente podrá irse a casa después de la intervención. El relleno empleado está compuesto por hueso artificial, principalmente de hidroxiapatita de calcio. Esta sustancia es biocompatible y biodegradable, por lo que es totalmente segura. También se puede mezclar con el propio hueso del paciente.
Una vez insertada, la hidroxiapatita será poco a poco engoblada y reabsorbida por las células del hueso. Este proceso suele durar unos seis meses. A partir de ese momento, ya podremos utilizar el injerto óseo para colocar los implantes dentales. Hay que recordar que, en algunos casos, este proceso se puede realizar justo después de la elevación del seno.
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